¡¿Así quién podría seguir enfadado?!
Puede que tu perro no sepa bien qué hizo mal, pero definitivamente sabrá interpretar tu tono de voz y tus expresiones y comprenderá que estás enfadado. Cada vez que mi perro hacía alguna travesura, como morder por enésima vez las mangueras del riego del jardín o masticar la mitad del correo, y yo salía al jardín, él comprendía de inmediato que había hecho algo malo y por supuesto y ponía instantáneamente sus ojos melancólicos, se acercaba lentamente y apoyaba su cabeza en mis piernas rogando por su perdón. Y una y otra vez, siempre lo perdonaba. Pero Ettore, un joven labrador, ya tiene la técnica de pedir disculpas más que perfeccionada. Es un maestro de las disculpas y ahora comprenderás por qué lo digo:
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